Ciudad de México, 30 de abril de 2025 – Hace exactamente un mes, el 30 de marzo, arrancaron en México las campañas electorales para la elección de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial, un proceso inédito que culminará el próximo 1º de junio con la renovación de 881 cargos federales, incluyendo nueve lugares en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
A cuatro semanas de proselitismo, las campañas han mostrado un panorama contrastante: candidatos que buscan conectar con la ciudadanía a través de redes sociales y visitas puerta por puerta, un rezago en la difusión masiva de la importancia de estos comicios, y una narrativa mediática que ha puesto el reflector en candidaturas vinculadas a intereses cuestionables, como la delincuencia organizada o congregaciones religiosas como La Luz del Mundo.
El Desafío de Hacerse Visible
Con más de 3,422 aspirantes compitiendo por cargos federales, las restricciones impuestas por el Instituto Nacional Electoral (INE) han moldeado una campaña atípica. Los candidatos no pueden contratar publicidad en medios tradicionales ni digitales, organizar mítines masivos, ni recibir financiamiento público o privado. Sus herramientas se limitan a propaganda impresa en papel reciclable, redes sociales sin pauta pagada, entrevistas noticiosas, y foros equitativos organizados por sectores público, privado o social.
En este contexto, las redes sociales han sido el principal campo de batalla. Plataformas como TikTok, X, y YouTube han visto una oleada de contenido, desde videos caseros donde candidatas y candidatos explican su trayectoria hasta propuestas para mejorar la impartición de justicia. Dafne Bernal, estratega en comunicación política, señala que “las redes son la única vía para llegar a un público amplio sin violar las reglas del INE, pero la falta de pauta pagada limita el alcance, especialmente para candidatos menos conocidos”. Sin embargo, no todos han logrado destacar: mientras algunos perfiles acumulan miles de vistas, otros apenas alcanzan interacciones mínimas, evidenciando una brecha digital entre candidatos con mayor experiencia en comunicación y aquellos que luchan por hacerse notar.
En las calles, la escena es igualmente diversa. En estados como Chihuahua, Tamaulipas y Colima, donde también se eligen cargos judiciales locales, candidatos han optado por el contacto directo, tocando puertas para explicar la relevancia de estas elecciones. En la Ciudad de México, algunos aspirantes han organizado “encuentros” en plazas públicas, respetando las restricciones que prohíben templetes o equipos de sonido. Estas estampas, aunque modestas, reflejan un esfuerzo por acercar un proceso desconocido a la ciudadanía. “Es un reto explicar en pocos minutos qué hace un juez o un magistrado, pero la gente escucha cuando hablas de justicia cercana”, comparte Ana Laura Gómez, candidata a magistrada en la capital.
Un Proceso con Baja Resonancia
A pesar de estos esfuerzos, la promoción de las elecciones judiciales no ha logrado captar la atención masiva. El INE ha habilitado la plataforma “Conóceles”, donde el 93.61% de los candidatos han subido su información curricular y propuestas, pero su uso por parte de la ciudadanía sigue siendo limitado. Por su parte, algunas organizaciones civiles, han intentado sumarse con información sobre cómo evaluar a los candidatos, pero el impacto sigue siendo menor.
Expertos advierten que la falta de una estrategia nacional de difusión ha mermado el interés. “El INE está haciendo un esfuerzo, pero no basta con spots genéricos. La gente necesita entender por qué su voto en estas elecciones importa”, opina Julio César Bonilla, académico especializado en comunicación política. Las características inéditas de esta elección, combinada con la prohibición de que partidos políticos se involucren, ha dejado a los candidatos como los principales responsables de movilizar al electorado, una tarea titánica dadas las limitaciones.
Sombras sobre la Contienda
Mientras los candidatos buscan conectar con los votantes, los medios de comunicación han centrado su atención en historias que empañan la contienda. Reportes han destacado candidaturas presuntamente vinculadas a intereses oscuros, incluyendo la delincuencia organizada. México Evalúa, una organización civil, advirtió que el voto popular podría facilitar la captura del Poder Judicial por parte del crimen organizado, especialmente en estados de alto riesgo como Michoacán, Veracruz y Colima. Esta preocupación se intensifica tras los comicios de 2024, considerados los más violentos en la historia moderna del país, con más de 550 víctimas.
Otro foco de atención ha sido la participación de candidatos ligados a congregaciones religiosas, como La Luz del Mundo, una iglesia con presencia en México y América Latina. Aunque las iglesias tienen prohibido promover candidaturas, reportes periodísticos han señalado intentos de algunos aspirantes por capitalizar redes comunitarias religiosas para ganar visibilidad, lo que ha generado críticas por posibles violaciones a la equidad en la contienda.
Estampas de un Mes en Campaña
Entre los momentos más destacados de este primer mes, resalta la participación de las ministras en funciones Loretta Ortiz, Yasmín Esquivel y Lenia Batres, todas propuestas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y defensoras de la reforma judicial. Sus campañas, centradas en la Ciudad de México, han generado polarización: mientras algunos las ven como garantes de un Poder Judicial alineado con la “Cuarta Transformación”, otros critican su cercanía con el gobierno como un riesgo para la imparcialidad.
En el ámbito digital, candidatos como Federico Anaya, ex asesor de Morena, han utilizado X para posicionarse como defensores de la justicia popular, aunque su afiliación política ha levantado sospechas de parcialidad. Por otro lado, en Chihuahua, la organización Movimiento Chihuahua Unido, liderada por Juan Carlos Hernández, ha publicado mensajes exhortando a la participación, a pesar de las restricciones que limitan estas acciones a las autoridades electorales.
En las calles, una estampa recurrente son los volantes biodegradables que inundan mercados y plazas. En Toluca, Estado de México, un grupo de candidatos organizó un foro en la universidad local, donde explicaron cómo los jueces de distrito impactan la vida cotidiana. “No queremos ser políticos, queremos que la justicia sea accesible”, afirmó uno de los aspirantes ante un auditorio de estudiantes.
Un Camino Incierto hacia la Jornada Electoral
A un mes del arranque, las campañas judiciales enfrentan un doble reto: consolidar una conexión genuina con la ciudadanía y superar las sombras de intereses que amenazan la legitimidad del proceso. Con menos de 30 días para el fin de las campañas, el 28 de mayo, y a poco más de un mes de la jornada electoral, la pregunta sigue en el aire: ¿logrará México hacer de estas elecciones un ejercicio democrático robusto o quedarán marcadas por la desconfianza y la baja participación?
El INE, por su parte, avanza en las diversas etapas de este complejo proceso, intensifica la difusión de spots y mensajes en redes sociales, mientras la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fisel) advierte sanciones severas contra servidores públicos que incurran en proselitismo indebido.
En este escenario, México se encuentra en una encrucijada histórica. Las elecciones del 1º de junio no solo definirán el rostro del Poder Judicial, sino también el alcance de una democracia que, por primera vez, pone en manos del pueblo la elección de sus jueces.