En medio de uno de los procesos más inéditos y complejos en la historia electoral de México, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha desplegado una infraestructura tecnológica sin precedentes para garantizar el conteo y cómputo de los votos en la elección extraordinaria de más de 800 cargos judiciales. La responsabilidad técnica de este enorme desafío recae en la Unidad de Servicios de Informática (USI), encabezada por el Mtro. José Alberto Pérez de Acha., quien afirma sin titubeos: “Este sistema es robusto, auditable, seguro y hecho a la medida del reto que enfrentamos”.
A diferencia de procesos anteriores, donde el conteo de votos se realizaba en cada casilla, esta vez la responsabilidad del escrutinio recae en las 300 juntas distritales del INE. La magnitud del reto no es menor: más de 15,000 capturistas procesarán millones de votos en un plazo de 10 días. Para ello, se diseñó un sistema informático nuevo, “desde cero”, en tan solo tres meses. “Tuvimos que pensar fuera de la caja —relata Pérez de Acha— porque no podíamos usar un modelo anterior. Esta elección necesitaba una solución inédita”.
Innovación a la mexicana
El sistema desarrollado por el INE no es una “app” convencional, como algunos medios han reportado erróneamente. Se trata de una plataforma robusta con arquitectura en la nube, diseñada para ser elástica (capaz de adaptarse al incremento en la carga de trabajo) y resiliente (preparada para recuperarse rápidamente ante fallos o contingencias). Además, ha sido auditada por expertos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y supervisada por el Órgano Interno de Control del propio Instituto.
“Lo que hicimos fue construir una herramienta de operación sencilla para los capturistas, pero con un sistema backend altamente especializado que puede atender a miles de usuarios simultáneamente. El sistema registra cada voto, lo valida con doble captura y muestra en tiempo real los resultados a través de un tablero público consultable por cualquier ciudadano”, explicó el funcionario.
Seguridad y transparencia: pilares del sistema
Uno de los principales focos de atención ha sido la seguridad informática. Pérez de Acha señala que el sistema fue sometido a rigurosas pruebas de volumen y ciberseguridad: “Simulamos escenarios con hasta 21,000 capturistas operando al mismo tiempo —más de los que realmente participarán— y realizamos pruebas de denegación de servicio, penetración y análisis de vulnerabilidades. También hay planes de contingencia para telecomunicaciones, energía eléctrica e incluso fallas operativas”.
Para proteger el proceso, cada boleta se captura por duplicado, con coincidencia perfecta entre quien dicta y quien captura. Si existe alguna discrepancia, el sistema obliga a repetir la captura. Además, cada captura queda registrada con un folio en la boleta correspondiente. Todo esto es supervisado en tiempo real por equipos distritales y transmitido en video a través de canales oficiales de YouTube.
Simulacros que fortalecen la confianza
Hasta el momento, se han realizado tres simulacros nacionales y se prevén dos más antes de la jornada electoral. Estos ejercicios han sido clave para capacitar al personal y afinar detalles. “En el primer simulacro recibimos más de 600 solicitudes de apoyo técnico; en el tercero, solo 100. La curva de aprendizaje está funcionando”, enfatizó Pérez de Acha.
Los resultados de los simulacros han sido, en sus palabras, “muy positivos”, lo que ha permitido reducir incidentes y acercarse a un sistema casi blindado. “Estamos listos para el primero de junio. La ciudadanía debe tener confianza en este sistema: es producto del conocimiento acumulado del INE, del talento de sus técnicos y de la convicción de que una democracia fuerte necesita procesos confiables”.
Un modelo con futuro
Para el Coordinador General de la USI, esta elección puede marcar el inicio de una nueva etapa en la modernización de los procesos electorales en México. “Este modelo no solo sirve para la elección judicial. Puede ser la base para futuras elecciones ordinarias, e incluso para el desarrollo del voto digital en el país. Estamos más cerca de lo que muchos creen”.
El mensaje final es claro: “La tecnología no debilita la democracia, la fortalece. Y el INE está preparado para demostrarlo con hechos”.
