Si yo fuera uno de los candidatos a un puesto judicial en las elecciones del 1º de junio de 2025, hay cosas que tendría muy claras: las reglas, los tiempos y, sobre todo, las precauciones que debo tomar para que mi campaña sea legal, transparente y justa.
Lo primero que debo tener en cuenta es que las reglas de esta campaña son bastante nuevas. No es lo mismo que en las elecciones tradicionales. Si no las respeto, las consecuencias pueden ser graves, así que no hay espacio para el error. No se trata solo de ser transparente, sino de que cada paso dado esté dentro de lo permitido por la ley.
La campaña tiene un tiempo limitado: 60 días, sin extensión. Es un periodo corto, así que cada día cuenta. Desde el 30 de marzo hasta el 28 de mayo de 2025, mis esfuerzos deben estar totalmente enfocados. No tengo mucho tiempo, así que debo aprovechar cada oportunidad para llegar a los votantes y compartir mi visión del Poder Judicial.
Lo que sí puedo hacer
La buena noticia es que hay varias formas en las que puedo llegar a la ciudadanía:
- Entrevistas y Foros Públicos: Puedo participar en entrevistas noticiosas donde hablaré sobre mi trayectoria y mis ideas para mejorar el sistema judicial. También puedo ser parte de debates públicos siempre que sean gratuitos y equitativos para todos los candidatos.
- Difundir mi propuesta: Tengo libertad para distribuir material propagandístico donde pueda explicar lo que quiero aportar al Poder Judicial, mis principios y mis propuestas concretas.
- Medios de comunicación: El INE me asignará tiempos en radio y televisión. Esto asegura que todos tengamos las mismas oportunidades para llegar a los votantes sin importar cuánto dinero tengamos.
- Redes sociales: Las redes sociales son una gran herramienta para conectar directamente con la gente. Sin embargo, debo ser muy cuidadoso de seguir las reglas que el INE pone al respecto. Aquí, el contacto directo es clave, pero siempre con respeto a las normativas.
Lo que no puedo hacer
Es igual de importante saber lo que no puedo hacer. En esta campaña, hay líneas que no puedo cruzar:
- Dinero para mi promoción: No puedo recibir financiamiento público ni privado. Todo lo que gaste en mi campaña tiene que estar dentro de los límites establecidos por el INE. Cada peso gastado será fiscalizado.
- Partidos políticos y servidores públicos: Los partidos políticos no pueden respaldar mi candidatura, ni servidores públicos pueden intervenir de ninguna manera en mi campaña. Esto es clave para garantizar la imparcialidad y la equidad.
- Promesas de beneficios: No puedo ofrecer ninguna promesa que implique beneficios o incentivos a cambio de votos. La campaña debe centrarse en mis ideas y propuestas, no en favores.
Además, hay un punto que es crucial para que la campaña se desarrolle de manera justa: los gastos. El INE ha fijado topes de gasto que varían según el cargo al que aspire cada candidato. Por ejemplo, los aspirantes a ministros de la Suprema Corte pueden gastar hasta $1,468,841.33, mientras que los de los Juzgados de Distrito tienen un límite de $220,326.20. Es vital que no sobrepasemos estos montos y que cada gasto se registre correctamente en el sistema de fiscalización.
La importancia de la transparencia y la imparcialidad
Para mí, como candidato, es esencial que mi campaña sea completamente imparcial. Aunque pueda participar en entrevistas o en debates, debo asegurarme de que no se me dé una ventaja indebida sobre otros candidatos. Todos debemos tener el mismo espacio y las mismas oportunidades para expresar nuestras propuestas.
Finalmente, sé que, para ganarme la confianza de los votantes, debo mostrar transparencia en todo lo que haga. Desde mis propuestas hasta la manera en la que manejo los recursos de la campaña. Si no sigo las reglas y las buenas prácticas, no solo arriesgo mi candidatura, sino también la integridad del proceso electoral.